El oídio se produce por un hongo ascomiceto del orden de los Erysiphales. Éste se manifiesta como un micelio blanquecino visible a simple vista. El hongo se converva en los restos de vegetación afectada y se difunde mediante conidios. Las condiciones óptimas de desarrollo de la enfermedad con una temperatura de 20-25ºC y 50-70% de humedad relativa.
El oídio puede atacar a cualquier parte de la vid:
1) Hojas: Los síntomas pueden aparecer tanto en el haz como en el envés, en ambos casos suele observarse un polvillo blanco ceniciento, que puede limitarse a algunas zonas, o bien ocupar toda la superficie de la hoja.
2) Brotes y sarmientos: los síntomas se manifiestan por manchas difusas de color verde oscuro, que van creciendo y que pasan a tonos mas oscuros al avanzar la vegetación y hasta negruzcos según aumenta la lignificación de la viña.
3) Racimos: al principio aparecen como un cierto polvillo que recubre en poco tiempo todo el grano.
Los daños importantes se localizan en los racimos, pues el hongo del oídio detiene el crecimiento de la piel del grano, por lo que es frecuente que se agriete, produciendo unos daños directos en la cantidad y calidad de la cosecha.
Estrategia y protección contra el Oídio:
Los momento oportunos de tratamientos fito-sanitarios son:
- Cuando los racimos se hacen visibles (estado fenológico F), teniendo la mayoría de los brotes entre 5 y 10 cm.
- Al comienzo de la floración (inicio del estado fenológico I).
- Con granos de tamaño guisante-garbanzo.
- Al principio del envero (5-10% de los granos cambiando de color).
El único método de protección eficaz del oídio actualmente es el químico.